Algo extraño en el agua.

El mar, un basto territorio de nuestro planeta que, incluso hoy día, solo conocemos un pequeño porcentaje de el. De hecho, conocemos una mayor extensión del espacio exterior que nuestro propio océano. Y es más, hay también muchos misterios que engloban este apartado del planeta, en cuyo honor lo llamamos "el planeta azul".

Esto ocurrió en las costas de Noruega, justo al noroeste, en el Mar de Barents, conocido mundialmente por ser punto de aparición de ballenas por ser una rica zona en krill. Pero también famosa por algunos desastres, como conflictos navales entre la royal navy y el kriegsmarine durante la segunda guerra mundial, o peor aún, pruebas nucleares y hundimiento de varios buques con material nuclear (propulsión, armas, etc...) por parte de la extinta Unión Soviética. Es por eso que aún hoy, el mar de Barents, está muy pendiente de este tipo de contaminación.

Ya sabeis lo que puede hacer la radiación hasta el punto de poder matarte si estás expuesto mucho tiempo, pero hay veces que algunos efectos escapan a nuestra imaginación.

Dos pescadores faenan en alta mar, con la luz del faro de la costa divisada en el horizonte, dando pequeños destellos en mitad de la noche. La aurora boreal era una bella compañía en esa noche de invierno, especialmente frío, y no hicieron mal en llevar con ellos grasa de foca para retener el calor en sus cuerpos abrigados mientras faenaban las redes, intentando capturar el bacalao Atlántico para su venta en el mercado. Pero esa noche no les estaba yendo bien, solo consiguieron capturar uno o dos ejemplares y restos varios de la basura hoy día común en el mar. Y era raro, porque las noches anteriores les fue decente, capturando unas cuantas decenas. Pero al poco supieron por qué no hacían capturas. Un grupo de ballenas había decidido comer ahí. Lo supieron por sus cantos y el agua expulsada por las ballenas cuando salían a superficie a respirar.

Viéndose superados por la naturaleza, decidieron recoger todo y volver a la costa. No iban a tener suerte tampoco en los alrededores y tampoco podían alejarse demasiado, pues una embarcación pequeña no tiene suficiente combustible para un viaje largo. Así lo hicieron y mientras navegaban rumbo ya a casa, divisaron otro grupo de ballenas justo enfrente de ellos, o eso pensaban porque igual vieron el agua salir a propulsión de la superficie. Pero no se dieron cuenta de algo... no se escuchaban cánticos propios de las ballenas. Un chapoteo violento acompañaba esos "geisers" vivientes. No le dieron vueltas e intentaron sortearlo. Mas no pudieron, pues seguían viendo al frente el mismo caso... era como si algo jugara con ellos. Un poco hartos del tema, decidieron pasar por encima de las ballenas.

Pero aquello no eran ballenas... aquello era solo un animal... y uno bastante grande. De hecho más grande incluso que la mayor ballena que hayan visto, y no solo eso, poseía una especie de cola descomunal, deformada, con bolas carnosas a su alrededor, y un cuerpo deforme que es incluso difícil describir, salvo parecerse mucho a la carne molida. Aquello despedía un olor nauseabundo, como carne putrefacta quemada. Habían pasado por encima de aquello... y ese fue un craso error. Digo craso por especular algo... porque no se encontró rastro de esos pescadores nunca más... solo pudieron hallar restos de su embarcación, con un potente olor asqueroso impregnándolos.

No tenían pruebas de nada... qué pasó exactamente es hoy día un misterio. Y es por ello que el mar... aún esconde muchos misterios... incluso algunos, provocados por el hombre.



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